martes, 8 de mayo de 2012

Fwd: [Unosmomentos] Lecturas del 8-5-12 (Martes de la Quinta Semana de Pascua)



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De: "Unos Momentos" <nbadano@intermer.com.ar>
Fecha: 8 de mayo de 2012 01:43:29 GMT+02:00
Para: <Unosmomentos@yahoogroups.com>
Asunto: [Unosmomentos] Lecturas del 8-5-12 (Martes de la Quinta Semana de Pascua)
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Dado que el 8 de Mayo se celebra la fiesta de Nuestra Señora de Luján, solemnidad para la Argentina por ser su Patrona, enviamos primeramente las lecturas y la reflexión correspondiente a esta fiesta, y después, para los restantes países, las lecturas correspondientes al Martes de la Quinta Semana de Pascua
 
Unos Momentos con Jesús y María
 

Lecturas del 8-5-12 (Martes de la Quinta Semana de Pascua)

 
SANTORAL:
Nuestra Señora de Luján
 
Lectura del libro del profeta Isaías: 35, 1-7
 
¡Regocíjense el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa! ¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.
Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; digan a los que están desalentados: «¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la venganza, la represalia de Dios: él mismo viene a salvarlos.»
Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo. Porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa; el páramo se convertirá en un estanque y la tierra sedienta en manantiales; la morada donde se recostaban los chacales será un paraje de caña y papiros.
 
Palabra de Dios.
 

SALMO  Lc 1, 46-48. 49-50. 51-53. 54-55 (R.: cf. 49)
 
R. El Señor hizo en mí maravillas: ¡gloria al Señor!
 
 «Mi alma canta la grandeza del Señor,
 y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
 porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora.
 En adelante todas las generaciones me llamarán feliz.  R.
 
 Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: 
 ¡su Nombre es santo!
 Su misericordia se extiende de generación en generación
 sobre aquellos que lo temen.  R.
 
 Desplegó la fuerza de su brazo,
 dispersó a los soberbios de corazón.
 Derribó a los poderosos de su trono
 y elevó a los humildes.
 Colmó de bienes a los hambrientos
 y despidió a los ricos con las manos vacías.  R.
 
 Socorrió a Israel, su servidor,
 acordándose de su misericordia,
 como lo había prometido a nuestros padres,
 en favor de Abraham
 y de su descendencia para siempre.»  R.
 
 
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso 1, 3-6. 11-12
 
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.
En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano -según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad- a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.
 
Palabra de Dios.
 

 
X Lectura del santo Evangelio según san Juan 19, 25-27
 
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo.» Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre.»
Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.
 
Palabra del Señor.
 
 
 
Reflexión   
 
En este lunes sumamos a la alegría de este tiempo pascual por la Resurrección del Señor, un festejo propio de los argentinos. Hoy, 8 de Mayo es el día de Nuestra Señora de Luján, Patrona de nuestra patria.
 
María quiso acompañarnos en nuestro país desde sus comienzos.
Alrededor del año 1630 llevaban en una carreta, dos imágenes de la Virgen de la Inmaculada Concepción, que habían venido desde Brasil e iban a Tucumán.
La carreta hizo una parada, cerca de Luján en la Provincia de Buenos Aires. Cuando a la mañana siguiente quiso seguir viaje, los bueyes no daban una paso.
Sacaron uno de los cajones con una de las imágenes de la Virgen, hechas en barro cocido,  y los bueyes siguieron sin arrancar.
Cambiaron ese cajón por el otro, y la carreta empezó a moverse.
Quienes llevaban la imagen vieron en este hecho, la intención de María de quedarse allí.
En 1675 se construyó la primera capilla, y un tiempo después, un Santuario.
La virgen, bajo el Nombre de Nuestra Señora de Luján, reparte desde entonces sus gracias a los muchos peregrinos que se llegan hasta ella.
 
María a lo largo de la historia, ha querido muchas veces manifestarse a nosotros, a veces con apariciones como en Lourdes, en Fátima, en Guadalupe, otras como en Itatí, en Luján, en Pompeya o en Schoenstatt, simplemente estableciendo en sus Santuarios lugares desde donde ella reparte sus gracias. Es siempre María, la misma María, la Madre de Jesús y Nuestra Madre, porque Jesús así lo quiso.
 
Los cristianos acudimos a María invocándola como nuestra madre. Y es que ella es verdaderamente madre nuestra.
 
En el Evangelio de la misa de hoy leemos que Jesús nos dio a María como madre en el momento en que clavado en la Cruz le dice a la Virgen: MUJER, AHÍ TIENES A TU HIJO. DESPUÉS DIJO AL DISCÍPULO: AHÍ TIENE A TU MADRE
 
Así, de un modo nuevo, Jesús nos da su propia madre a todos nosotros. Desde ese día toda la Iglesia tiene a María por madre.
 
Jesús nos mira a cada uno y nos dice: He ahí a tu Madre. El Evangelio dice que después de estas palabras Juan acogió a María en su casa. Desde siempre la Iglesia reconoció en las palabras de Jesús crucificado un legado dirigido a todos los cristianos para que, como Juan, cada uno de nosotros pongamos a María en nuestras vidas.
 
María ciertamente quiere que la invoquemos, que nos acerquemos a ella con confianza, que apelemos a su maternidad, pidiéndole que se manifieste como muestra Madre.
 
Al darnos Cristo a su Madre por Madre nuestra, manifiesta el amor por los suyos hasta el fin. Al aceptar la Virgen al Apóstol Juan como hijo suyo muestra, ella su amor de madre por todos los hombres.
 
María siempre ha tenido una influencia decisiva en cada una de nuestras vidas. Todos podemos recordar sus repetidas intervenciones que muchas veces nos ayudaron a seguir adelante, a recomenzar.
 
En esta fiesta de María, en que la invocamos como Nuestra Señora de Luján, podemos preguntarnos si siempre la hemos sabido acoger como San Juan. Si con frecuencia le decimos: Muéstranos que eres Madre!, demostrando también nosotros, con nuestras obras, que queremos ser buenos hijos suyos.
 
Ruega por nosotros,
Madre de la Iglesia.
 
Virgen del Adviento,
esperanza nuestra,
de Jesús la aurora,
del cielo la puerta.
 
Madre de los hombres,
de la mar estrella,
llévanos a Cristo,
danos sus promesas.
 
Eres, Virgen Madre,
la de gracia llena,
del Señor la esclava,
del mundo la reina.
 
Alza nuestros ojos
hacia tu belleza,
guía nuestros pasos
a la vida eterna. Amén.
Himno de la Liturgia de las Horas

 

SANTORAL: Nuestra Señora de Luján

 
Era el año 1630. Una tropa de carretas, que días atrás había partido de Buenos Aires (Argentina) rumbo a Tucumán, hizo noche a orillas del río Luján.
Al despuntar el alba, se dispusieron a reanudar el viaje. Pero, de pronto... ¿qué ocurría? Uno de los carretones no podía moverse. Después de inútiles intentos, se procedió a descargar las  mercancías. Sólo quedaban dos pequeños cajones, que contenían sendas estatuas de  terracota, representando una a nuestra Señora de la Consolación y a la Inmaculada Concepción la otra. Aún así, todo intento fue vano; el vehículo parecía clavado en la tierra.
Los viajeros entendieron que allí había un misterio. Se retiró uno de los cajones y la situación no varió. Pero al sacar el segundo la carreta se movió sin dificultad. Varias veces se repitió la operación, con el mismo resultado. "¡Milagro!", exclamaron los presentes. Al abrirlo, apareció la hermosa imagen de la Inmaculada.
Peones y troperos trasladaron la imagen a la cercana estancia de don Rosendo de Oramas, donde se erigió el primer santuario a la Pura y Limpia Concepción de Luján. Pasado cierto tiempo se construyó una ermita de adobe y paja, y esta fue la primitiva capilla, que se conservó hasta el año 1674.
Entre los viajeros se hallaba un negrito esclavo llamado Manuel, quien, profundamente impresionado por el milagro de la Virgen, se quedó definitivamente a su lado, como sacristán de la ermita.
Años después, la imagen pasó a manos de doña Ana de Mattos, quien le hizo construir un nuevo santuario. En 1684 el presbítero Pedro Montalbo llegó gravemente enfermo, para rogar por su curación a la Virgen Inmaculada. Se obró el  milagro y don Pedro Montalbo permaneció para siempre en el lugar, convirtiéndose en su capellán.
El negro Manuel recorrió las estancias solicitando ofrendas para financiar la construcción de otro santuario, pero aquello no era suficiente. El gobierno, representado por el gobernador don José de Garro, prestó ayuda pecuniaria y la obra quedó terminada en 1685.
Entre los numerosos milagros de la Virgen está el que realizó en don Juan de Lezica y Torrezuri, curándolo de una gravísima dolencia. Éste, que era hombre acaudalado, decidió levantarle un templo más apropiado, que se inauguró  el 8 de diciembre de 1763. La construcción de la actual basílica nacional se inició en 1889; fue terminada en 1922. Es el santuario mariano más grande de América del Sur.
La Virgen de Luján es patrona de la república Argentina y venerada en muchos países de América. La primera peregrinación al santuario se realizó en 1871. León XIII decretó la coronación pontificia en 1887. Juan Pablo II visitó la basílica en 1982. La ciudad de Luján es considerada la capital religiosa de la República Argentina.
 

Otras festividades que se celebran hoy:  Nuestra Señora de la Antigua. La Aparición de San Miguel Arcángel. Santos: Víctor, Acacio, Dominga, mártires; Juan, Godón, Dionisio, Eladio, obispos; Odrán, Tarasio, confesores; Venebaldo, Pedro de Tarantasia, abades; Wiro, patriarca.
 
 

 

 
 
Unos Momentos con Jesús y María
 

Lecturas del 8-5-12 (Martes de la Quinta Semana de Pascua)

 
SANTORAL: Pedro de Tarantasia, abad
 

 

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 14, 19-28
 
Vinieron de Antioquía y de Iconio algunos judíos que lograron convencer a la multitud. Entonces apedrearon a Pablo y, creyéndolo muerto, lo arrastraron fuera de la ciudad. Pero él se levantó y, rodeado de sus discípulos, regresó a la ciudad.
Al día siguiente, partió con Bernabé rumbo a Derbe. Después de haber evangelizado esta ciudad y haber hecho numerosos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía de Pisidia. Confortaron a sus discípulos y los exhortaron a perseverar en la fe, recordándoles que es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios.
En cada comunidad establecieron presbíteros, y con oración y ayuno, los encomendaron al Señor en el que habían creído.
Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Luego anunciaron la Palabra en Perge y descendieron a Atalía. Allí se embarcaron para Antioquía, donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para realizar la misión que acababan de cumplir.
A su llegada, convocaron a los miembros de la Iglesia y les contaron todo lo que Dios había hecho con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los paganos. Después permanecieron largo tiempo con los discípulos.
 
Palabra de Dios.
 

SALMO Sal 144, 10-11. 12-13ab. 21 (R.: cf. 12a)
 
R. Que tus amigos, Señor, manifiesten la gloria de tu reino.
 
 
 Que todas tus obras te den gracias, Señor,
 y tus fieles te bendigan;
 que anuncien la gloria de tu reino
 y proclamen tu poder.  R.
 
 Así manifestarán a los hombres tu fuerza
 y el glorioso esplendor de tu reino:
 tu reino es un reino eterno,
 y tu dominio permanece para siempre.  R.
 
 Mi boca proclamará la alabanza del Señor:
 que todos los vivientes bendigan su santo Nombre,
 desde ahora y para siempre.  R.
 
 
X Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 27-31a
 
Jesús dijo a sus discípulos:
«Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman! Me han oído decir: "Me voy y volveré a ustedes." Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo.
Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.
Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: él nada puede hacer contra mí, pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado.»
 
Palabra de Dios.
 
 
 
Reflexión 
  
Jesús se va a despedir de sus discípulos. Ve que están tristes. Aún cuando no los va a dejar solos,... aún cuando les va a enviar al Espíritu Santo,... ellos se sienten solos y desamparados.
Como despedida les deja la paz, les deja su paz, una paz distinta de la del mundo.
Jesús mismo es la paz.
 
En su ausencia, los discípulos igual los van a sentir cerca.
 
El Señor les pide que no estén tristes, porque van a recibir la recompensa, pues ir al Padre, aún a través de la muerte es también victoria sobre la misma muerte.
 
La fidelidad de Cristo al Padre hasta la muerte en cruz, será el mejor testimonio para el mundo de que Él ama al Padre y cumple su voluntad.
 
Jesús se enfrenta animoso con la muerte y arrastra con Él a los suyos. Pero para los discípulos, todavía no ha llegado la hora.
 
Pronto va a comenzar su misión en el mundo, y para que puedan cumplir esa misión, ni Jesús ni el Padre los van a abandonar, van a recibir la nueva vida y la fuerza del Espíritu.
 
Éstas palabras de aliento y despedida de Jesús, son también para nosotros.
La paz que les deja Jesús es nuestra paz, y con ella nos deja su Espíritu.
Esa paz no es sólo la palabra y el deseo de prosperidad, sino "su Vida". Esa Vida que compartimos en  la Eucaristía, esa Vida que da el Espíritu Santo y que anima la comunidad cristiana.
 
Si creemos de verdad en Jesús y permanecemos en Él, no habrá ningún poder contra nosotros.
 
El Padre de Jesús es nuestro Padre y la gloria de Jesús al reunirse con el Padre, será también nuestra gloria, si le somos fieles; si también nosotros llevamos su paz al mundo; si con la ayuda del Espíritu Santo llevamos también esa paz en nosotros y hacia los demás para construir un mundo mejor.
 
Por eso en este tiempo Pascual, tiempo de alegría y de encuentro con Jesús resucitado, vamos a pedirle a Él que no deje que nos sintamos solos, que nos envíe su Espíritu de Amor, de Alegría y de Paz, para que podamos anunciar gozosamente que Él vive y que da su alegría y su paz a quienes lo aceptan y se le entregan.
 
 
¡Cristo ha resucitado!
¡Resucitemos con él!
¡Aleluya, aleluya!
 
Muerte y Vida lucharon,
y la muerte fue vencida.
¡Aleluya, aleluya!
 
Es el grano que muere
para el triunfo de la espiga.
¡Aleluya, aleluya!
 
Cristo es nuestra esperanza
nuestra paz y nuestra vida.
¡Aleluya, aleluya!
 
Vivamos vida nueva,
el bautismo es nuestra Pascua.
¡Aleluya, aleluya!
 
¡Cristo ha resucitado!
¡Resucitemos con él!
¡Aleluya, aleluya! Amén.
Himno de la Liturgia de las Horas

 

 

SANTORAL: Pedro de Tarantasia, abad

Nació en Saboya, en el Bourg de Saint Maurice, cerca de Vienne. Fue hijo de labradores y también debería ser labrador en el futuro, ya que el primogénito Lamberto se dedicaría a los estudios, pero su inteligencia desde pequeño hizo que también ocupara los duros bancos del cultivo intelectual y se enfrentara con los pergaminos para leer latín y griego, adquirir las nociones de filosofía y familiarizarse con los escritos de los Padres antiguos, la Sagrada Escritura y los cánones de la Iglesia.

A los veinte años comunica a su padre los deseos de entrar en la vida contemplativa y dedicarse a las cosas de Dios en el silencio del recién fundado monasterio cisterciense de Boneval.

La primera generosidad del padre se ve premiada con la vocación de todos los miembros de la familia a la vida contemplativa; los varones se van incorporando sucesivamente al mismo monasterio, incluido el padre, y las hembras van pasando a ocupar el recoleto recinto del convento de religiosas, sin que falte la madre.

Proliferan las vocaciones; no hay sitio en el convento; nacen nuevos monasterios. El abad de Boneval establece una nueva casa en la ladera de los Alpes, donde confluyen los pasos y caminos, que recibe el nombre simbólico de Estamedio y allí va nombrado como abad Pedro. Pronto corren las voces que hablan de las virtudes del joven abad por el ducado de Saboya y por el contiguo Delfinado.

Al morir el obispo de Tarantasia (Tarentaise o Tarantaise) en la provincia saboyana en cuyo territorio está afincado el monasterio-hospital de Estamedio, el clamor popular clama porque ocupe la sede el abad; parece que el papa aprueba y nombra a Pedro que sigue resistiéndose a mudar la paz del claustro por los asuntos episcopales. Hace falta que el clero y el pueblo acudan al Capítulo General de la Orden del Císter para pedir a Bernardo que le mande aceptara

Así se ha convertido Pedro en obispo de la diócesis más abandonada del mundo que parece encerrar todos los males de la época: la dureza del régimen feudal, fermentos de herejía, hurtos, simonía, flaquezas, codicias y supersticiones. No queda otro remedio que ponerse a rezar, hacer penitencia y tener comprensión que es caridad; son necesarias energía y austeridad para servir de ejemplo a los orgullosos señores y hacerse respetar por los clérigos levantiscos, perezosos y aseglarados que han conseguido fabricar unos fieles indolentes. Piensa que el régimen conventual es la llave del secreto que va a propiciar un cambio a mejor; se levanta para maitines y ya no se vuelve a acostar; su dieta son legumbres cocidas y sin condimentar, aunque las puertas del palacio episcopal están abiertas para el indigente que llama; va y viene a pie de un sitio a otro por su diócesis buscando al pecador arrepentido, consolando al que está apesadumbrados y acompañando a los menesterosos; alguna vez da a un mendigo su propia ropa para mitigar su frío, porque no tiene otra cosa que dar. Deja tras de sí un reguero de paz, incluso monta dos refugios en los abruptos pasos alpinos y encomienda su custodia a los monjes de Estamedio para que sirvieran de abrigo a peregrinos y caminantes.

El fiel cumplimiento de su ministerio episcopal llevado con sacrificio continuado da el normal resultado con la gracia de Dios. El éxito en lo humano es tan grande que tiene miedo de dejarse prender en las redes de la soberbia y toma una decisión espectacular por lo infrecuente. De noche y a escondidas desaparece del palacio episcopal, pasa a Alemania y pide un sitio en una abadía de la Orden como un simple hermano converso, empezando a cargar con los oficios más sencillos y penosos de la casa. Sólo con el paso del tiempo se conoció la verdadera personalidad del famoso y misteriosamente desaparecido obispo de Tarantasia cuya historia llevaban los soldados, mercaderes y juglares por Europa, al ser descubierto por un joven tarantasiano que allí pidió albergue.

Cuando se reincorpora a la sede aún vacante de Tarantasia, interviene en la solución de las tensiones entre los monarcas de Francia e Inglaterra enfrentados por ambiciones personales y por el cisma provocado por el emperador Federico de Alemania a la muerte del papa Adriano IV, queriendo mantener al antipapa Víctor frente al legítimo papa, Alejandro III.

Murió en el 1174, cuando regresaba de una delicada misión encomendada por el papa, como legado suyo, en Francia, Saboya, Lorena e Italia. Enfermó gravemente en la aldea cercana al monasterio cisterciense de Bellvaux. Muy poco tiempo después, en el año 1191, el papa Celestino III lo canonizó y señaló su fiesta el día 8 de mayo.    

Otras festividades que se celebran hoy:  Nuestra Señora de la Antigua, Nuestra Señora de Luján. La Aparición de San Miguel Arcángel. Santos: Víctor, Acacio, Dominga, mártires; Juan, Godón, Dionisio, Eladio, obispos; Odrán, Tarasio, confesores; Venebaldo, Pedro de Tarantasia, abades; Wiro, patriarca.

 

 

 


 


Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones que acompañan las lecturas, textos de distintos autores: Hablar con Dios del P. Fernández-Carvajal, Cinco Minutos con Dios del P. A. Milagros, Meditaciones del Pueblo de Dios del P. E. López Rosas, Buenas Noticias para cada día del P. J.M.Garuza, Encuentros Bíblicos del P. M. Wiechs, Por los Caminos del Señor del Card. C. Martini, Palabra de Dios para cada día del P. N Quesson, Pensar por Libres del P. E. Monasterio, etc.. y los comentarios de la Biblia Latinoamericana y de EUNSA.  También se han incluido Himnos y Salmos de la Liturgia de las Horas y se han utilizado las biografías de Amigos de Dios y de los Hombres, de Esther Pizzariello de Leoz, y 365 Historias de Clovis Bovo, para la preparación del Santoral.

Los realizadores de esta recopilación de textos no pretenden en ningún caso atribuirse la autoría de los mismos, ni persiguen ningún fin de lucro ni otro, que no sea la propagación de la Palabra de Dios y la doctrina católica.
 
Unos Momentos con Jesús y María
 
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