miércoles, 30 de septiembre de 2009

Curas casados a Rouco: 'No somos desertores ni cobardes, sino profetas'

José Manuel Vidal | Madrid
Actualizado martes 29/09/2009 19:32 horas
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"Los sacerdotes casados no son desertores ni cobardes, sino los profetas y pioneros de una pastoral del futuro". Con estas palabras lapidarias del cardenal brasileño Aloisio Lorscheider, contestan los curas casados de España a la advertencia que les lanzaba, la semana pasada, el cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, prohibiéndoles ejercer el ministerio y, sobre todo, celebrar misa.

En su comunicado, el Movimiento pro celibato opcional (MOCEOP) denuncia al purpurado madrileño por "arremeter contra los curas casados" y por "quererlos fuera de la Iglesia". A su juicio, este ataque frontal de Rouco contra los curas casados "retrata perfectamente su pensamiento, su teología, su ortodoxia y su sentido pastoral". Es decir, "dibuja un cardenal de corte muy tradicional y conservador".

Pero no todos en la Iglesia son así o piensan lo mismo. Y para demostrar que hay otros muchos jerarcas que no opinan como el arzobispo de Madrid, aportan una lista "no exhaustiva de obispos y cardenales de la Iglesia, que se han manifestado a favor de los curas casados".

Una relación de más de 35 altos prelados de la Iglesia, entre los que figuran nombres tan prestigiosos y carismáticos como los de los cardenales Martini, Sterzinsky, Pellegrino, Koenig, Hayrk, Hume, Maximos IV, O�Brien, Arns, Losrcheider, Suenens, Malula, Darmojuwono o Bernardin. Y obispos tan proféticos como Helder Cámara, Jerónimo Podestá, Pedro Casaldáliga, Ramón Buxarrais y Jacques Gaillot, entre otros.

Amén de cardenales y obispos a título personal, los curas casados también aducen pronunciamientos favorables hacia la supresión del celibato obligatorio de las conferencias episcopales de "Estados Unidos, Brasil, Sudáfrica y Chad".

Incluso aportan el testimonio del fallecido Juan Pablo II, que, según el Moceop, "se dirigió a los sacerdotes casados con mucho más respeto y valoración que el presidente de la Conferencia episcopal española".

Y para probarlo aducen la siguiente cita del Papa que pronto será elevado a los altares: "Pienso también en aquellos sacerdotes que, por circunstancias, ya no ejercen el sagrado ministerio, a pesar de que siguen llevando en sí la especial configuración con Cristo presente en el carácter indeleble del orden sagrado".

Dos de cada diez, casados

Dos de cada diez sacerdotes, es decir el 20% del clero español, están casados y secularizados. En números redondos, serían unos 5.500 curas. Sólo en España. En todo el mundo se calcula que el número de los curas casados podría rondar los 150.000.

El pasado jueves, "para evitar la confusión de los fieles", el arzobispado madrileño publicó una nota en la que recordaba que "la Iglesia prohíbe ejercer el ministerio sacerdotal y, por tanto, celebrar la Santa Misa asi como los demás sacramentos a los sacerdotes secularizados o que han contraído matrimonio, abandonando así sus compromisos sacerdotales".

Tras reprochar a los curas casados el que hayan roto sus compromisos y una vez sentada la praxis general de la Iglesia católica, la nota pasaba a examinar el caso concreto de Madrid y aseguraba que en la archidiócesis, "cuando se verifica esta situación, las autoridades eclesiásticas comunican inmediatamente dicha prohibición al interesado".

Por último, el comunicado del arzobispado de Madrid insistía en recomendar a sus curas, en el Año Sacerdotal, "un generoso y renovado impulso de los ideales de total donación a Cristo y a la Iglesia, condición esencial para ejercer responsablemente el ministerio sacerdotal".

1 comentario:

Unknown dijo...

Mi opinión es que no deben casarse, cuando deciden ser sacerdotes ya saben que han aceptado igualmente ser célibes por lo tanto no debería existir el debate, si a pesar de todo se desea sacar este tema, hagamos algunas consideraciones:

Primero, en la actualidad hay sacerdotes en ejercicio que no se ruborizan y hacen proposiciones a mujeres. Por esta circunstancia no habría que dejar sin efecto el celibato mas bien lo que habría que hacer es conseguir que estos no ejerzan el ministerio.

Segundo. el demonio siente una predilección especial por hacer caer al sacerdote y por confundir a la Iglesia. Si se desea en el seno de la Iglesia abrir aun mas las puertas a las fuerzas infernales, el abolir el celibato sería un error muy grave.

Tercero. Aparte del debate dentro del seno de la Iglesia sobre este asunto, fuera del ámbito de la misma, los laicos no aceptamos que los sacerdotes se casen salvo que por igualdad los laicos casados podamos hacernos sacerdotes y ejercer como tales.

Cuarta. Si los sacerdotes pretenden ser imitadores de Cristo, busquen si Jesucristo se casó.

Y quinta, la iglesia por esta cuestión se puede desmoronar, el demonio no descansará para conseguirlo ya que su maldad no ha cambiado desde el inicio de su existencia, la Iglesia tenemos que reconocer que ha ido cediendo terreno y si en esto cede que sepa que mañana las esposas de los sacerdotes pedirán divorciarse incluso hasta querrán abortar.

Por todo ello, queridos sacerdotes escuchen de mi y crean de verdad que no soy osado por dar mi opinión, que estoy del lado de la tradición no lo puedo ocultar y no solo no acepto que los sacerdotes se casen sino que además y si yo fuera Rouco abriría de inmediato una investigación a cada uno de los miembros de la iglesia que se manifiestan a favor de abolir el celibato por si lo que se pretende es regularizar situaciones personales y las manzanas podridas las apartaría de las sanas.

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